Primeramente, es importante aclarar que el término persuadir no se corresponde con el término manipular. En esencia, ambos conceptos tienen como finalidad, convencer a las personas. Sin embargo, en la manipulación se busca el beneficio propio sin tener en cuenta las necesidades de la contraparte. En cambio, al utilizar la persuasión, se busca beneficiar a ambas partes.
Para entender cómo funciona el neuromarketing, es importante conocer cómo funciona el cerebro humano. El cerebro se divide en tres partes: el cerebro reptiliano (responsable de las funciones básicas como la respiración y la frecuencia cardíaca), el cerebro límbico (responsable de las emociones y la toma de decisiones) y la neocorteza (responsable del pensamiento racional y la toma de decisiones conscientes).
Cuando se trata de marketing, el cerebro límbico es el más importante, ya que es donde se toman la mayoría de las decisiones de compra. Para persuadir a tus clientes, debes entender qué emociones influyen en su comportamiento y cómo puedes activarlas.
Por ejemplo, si vendes productos de lujo, puedes apelar a la emoción de exclusividad y status para persuadir a tus clientes. Si vendes productos para el cuidado personal, puedes apelar a la emoción de seguridad y bienestar. Es importante conocer a tu público objetivo y entender qué emociones son importantes para ellos.